UN GIRO EN LA POLITICA EXTERIOR
COLOMBIA POR FIN DIRIGE SU MIRADA A ASIA
Por: DIANA ANDREA GOMEZ
Politóloga internacionalista, especialista en Estudios Asiáticos
Nunca Bogotá había sido sede de un encuentro intercontinental con Asia de tales dimensiones, como lo fue la III Cumbre China – América Latina, realizada el 25 y 26 de noviembre pasado en Corferias. Unos 700 empresarios chinos y latinoamericanos participaron representando 200 compañías chinas, 300 de América Latina y 300 colombianas.
Esta cumbre, que le sigue a las realizadas en Santiago de Chile en 2007 y Harbin (ciudad del noreste de China) en 2008, es muy significativa en un país aislado y carente de una política exterior consistente como es Colombia. Un reflejo de ello es que las exportaciones colombianas a Asia como porcentaje del PIB son menos de la décima parte de las de Chile, y apenas un 20% de las de Brasil, Argentina o Perú. El intercambio comercial entre China y América Latina sumó el año pasado 143.387 millones de dólares, lo cual representó un crecimiento de 39,7 por ciento con respecto al período anterior. Entre tanto, Colombia está casi ausente de la repartición de beneficios de los intercambios con China.
En esa medida, la III Cumbre se debió haber constituido en oportunidad decisiva para estrechar lazos con China al fomentar el comercio bilateral entre dos continentes, fortalecer los lazos de inversión entre los dos países y promover también áreas como el turismo, pero no fue así. El evento no tuvo el despliegue que debió haber tenido.
Cambios de política
El discurso del presidente Uribe en el marco de la Cumbre representa un giro sustancial en la política colombiana en el sentido de que el país reconoce el rezago de Colombia frente a otras naciones latinoamericanas, y por tanto considera muy importante dirigir la mirada de la política exterior a Asia. “Unos países latinoamericanos van mucho más adelante en la integración con el Asia. Nosotros no. Y uno quisiera que fuera más veloz", dijo el mandatario en la inauguración del evento.
De hecho el viernes anterior a la Cumbre, la Cancillería y el Grupo de Coordinación de Política Exterior (GCPE) le presentaron al Presidente su “Estrategia de inserción de Colombia en los mercados de Asia Pacífico”. La iniciativa nació mediante el Decreto 2884 (agosto 6 de 2008) creando el Sistema Administrativo de Coordinación de Política Exterior.
En la presentación de la Estrategia se mostró cómo en 2008 el principal destino de nuestras exportaciones fue China. El 2º fue Singapur (desplazó a Japón) por venta de petróleo y derivados. También en 2008 el principal origen de nuestras importaciones fue China. El 2º fue Japón seguido por Corea del Sur. Sólo entre enero y septiembre de 2009 las exportaciones colombianas a China alcanzaron 523 millones de dólares, representando un aumento del 61 por ciento frente a igual periodo de 2008.
El contexto regional
El giro en la política exterior colombiana se enmarca en un contexto de crisis con Venezuela, lo que necesariamente sitúa al gobierno y al sector privado en otra perspectiva, más receptiva a enfocarse en otros horizontes. Allí Asia cobra protagonismo, más aún hoy cuando China ha demostrado solidez frente a la recesión económica mundial: su PIB se mantuvo en 8% en 2009.
A su vez, la recesión estadounidense ha implicado para nuestra economía la necesidad de diversificación de mercados, incentivada con las recientes ruedas empresariales en Brasil, Guatemala y Estados Unidos, con expectativas de negocios que superan los 200 millones de dólares.
Otro rasgo nuevo de la política exterior lo constituye el inicio de conversaciones con Singapur. Para tal efecto, el 24 de noviembre pasado el presidente Uribe y el Ministro de Relaciones Exteriores, Jaime Bermúdez, se reunieron en el Palacio de Nariño con Chong Lit Cheong, Director General de la Agencia de Promoción International Enterprise IE Singapore, con miras a concretar el comienzo de negociaciones para un Tratado de Libre Comercio (TLC), iniciativa que se suma a los acuerdos de inversión con Corea e India, listos para ser firmados en el 2010.
A nivel regional, el gran desafío latinoamericano es agregar valor a sus exportaciones a China y promover la diversificación de productos para vender a Asia. En ese contexto, el TLC de Colombia con EU se torna necesario como garante de confianza para los países asiáticos, lo que facilitaría las negociaciones con ellos.
Por otra parte, mientras Colombia está aislada de la región, varios de los países latinoamericanos han intensificado entre sí crecientes dinámicas económicas, promoviendo el comercio intra-regional. Esto hace aún más indispensable para el país mirar nuevas perspectivas de mercados. De hecho, al establecer vínculos con los países asiáticos, es importante para ellos saber que la relación con nuestros vecinos es armónica, dado el tradicional énfasis que ellos ponen en la relación con el contexto. Por tanto, el aislamiento de Colombia frente a otros países del vecindario no es un punto a favor.
Más liderazgo político
Todas las iniciativas, como el acercamiento a Asia y la diversificación de mercados a países de la región latinoamericana, necesariamente implican el establecimiento de una política estructural sistemática con planes a largo y mediano plazo, con programas realistas de ejecución efectiva que impliquen primero conocer las fortalezas y debilidades del mercado colombiano y las potencialidades a desarrollar. Un cambio drástico en la política exterior colombiana es necesario, lo cual a su vez permitiría combatir la improvisación y la mirada inmediatista, propias de nuestras realidades latinoamericanas.
A esto se debe sumar la conveniente apertura de embajadas en países estratégicos en Asia, así como incentivar la presencia de Colombia en escenarios claves como el Arco del Pacifico, donde es preciso trabajar de manera mucho más eficaz.
La meta sería llevar serios avances a la IV Cumbre Empresarial, que se realizará el año próximo en Shangai (China), ciudad que también acogerá en 2010 la Exposición Universal.
Si hay una lección por aprender de la experiencia de los países de Asia es que detrás de las decisiones económicas, por más liberalizadoras del mercado que ellas sean, está presente un sólido liderazgo político.
